Cambios en uso del suelo en lo que va del siglo

Por: Ing. Agr. Rafael Tardáguila, asesor de ADP – Agronegocios del Plata.

 

Uruguay cuenta con cerca de 16 millones de hectáreas productivas, de las que la amplia mayoría es campo natural dedicado a la actividad ganadera, fundamentalmente vacuna pero también ovina. Pero el peso relativo del campo natural en lo que va de este siglo ha ido cayendo de forma paulatina pero persistente. En 2003 era el 78% de la superficie productiva y en 2022 bajó a 72%, unos 11,3 millones de hectáreas. Estas son 1 millón de hectáreas menos de campo natural de las que había a principios de siglo. Los números surgen de la publicación del Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) sobre existencias de animales y uso del suelo al 30 de junio de cada año.

 

En grandes líneas son tres los ítems que han crecido en estas dos décadas, quitándole espacio al campo natural: la forestación, la agricultura y los cultivos forrajeros anuales o verdeos.

 

A principios de siglo, de acuerdo con los datos del MGAP, había forestadas poco más de 600 mil hectáreas. Con las inversiones que se han realizado en el sector en lo que va de este siglo —y que se siguen realizando— el área creció en más de 350 mil hectáreas (59%) a 961 mil. La producción de madera es uno de los grandes ganadores en el Uruguay productivo en lo que va de este siglo.

 

La agricultura es otro ganador. A principios de siglo, el área destinada a tierras de labranza en el invierno apenas superaba las 450 mil hectáreas. Este año fueron algo más de 700 mil, unas 250 mil más. En realidad, la superficie agrícola es mayor, porque esta es la que era dedicada a cultivos en pleno invierno, que es menor a la superficie agrícola en el verano. Igualmente, la comparación entre los años sigue siendo válida.

 

El otro gran ganador es la producción ganadera más intensiva, fundamentalmente la de carne, pero también la lechería. La superficie destinada a praderas permanentes y mejoramientos extensivos prácticamente no ha variado. Lo que sí aumentó y de forma significativa es la superficie destinada a cultivos forrajeros anuales o verdeos. Eran 220 mil hectáreas en 2003 y fueron 640 mil hectáreas este año, prácticamente triplicándose en 20 años.

 

Los verdeos son los que más materia seca producen por hectárea, por lo que el cambio es significativo en cuanto al potencial productivo de esas más de 400 mil hectáreas.

Pero, además, la intensificación de la producción ganadera no se da solamente en el tipo de pastura que se utiliza, sino también en la concentración de los animales de terminación en corrales de engorde. En una pequeña superficie se aglomera una gran cantidad de vacunos que usan una porción insignificante del suelo, pero con una altísima producción.

 

En grandes números se podría decir que en estos 20 años la ganadería perdió unas 600 mil hectáreas que se destinaron a la agricultura y a la forestación. Hay un perdedor en este período que es la producción ovina. En 2003 había 10 millones de lanares y este año eran 6,1 millones, una caída de casi 40%. En una amplísima mayoría esos ovinos pastaban en campos naturales. Sin embargo, en la producción de carne vacuna no se advierte una disminución, más bien todo lo contrario. La cantidad de vacunos era prácticamente la misma, poco más de 11,5 millones de cabezas. Pero en 2003 el rodeo era mucho menos eficiente, con más de 600 mil novillos de más de 3 años y con una producción de terneros de 2,6 millones. Este año, los novillos más viejos no llegan a 350 mil y se contabilizaron cerca de 2,9 millones de terneros. La diferencia es enorme.