Mercados agrícolas mantienen precios favorables para la producción nacional

Por: Carlos Sánchez Negrete, asesor de Mercado de ADP – Agronegocios del Plata

 

Los mercados agrícolas siguen con muy buenos precios, pese a que otros commodities han sufrido una baja importante en sus cotizaciones. La explicación de por qué nuestros productos siguen manteniendo precios tan altos hay que buscarla en los fundamentos alcistas que nos muestran los cuadros de oferta y demanda, así como en el clima, que sigue siendo una amenaza para la imprescindible cosecha gruesa sudamericana.

 

En el caso de la soja, las proyecciones de los stocks finales para Estados Unidos, segundo exportador mundial, son de 6 millones de toneladas, que son apenas el 5% de la demanda anual.

 

Para el maíz, la situación no es muy distinta. Los stocks finales para Estados Unidos son de 30 millones de toneladas, también apenas el 8,5% de su demanda anual. Las relaciones stocks/consumo en Estados Unidos por debajo del 5% en soja y menores al 10% en maíz, son consideradas situaciones de escasez y que históricamente han coincidido con altos precios en las cotizaciones de los mercados de Chicago.

 

Por otro lado, tenemos a Rusia y Ucrania en guerra, que son los principales exportadores de trigo, aceite y semilla de girasol, y en el caso de Ucrania muy importante abastecedor mundial de maíz y cebada. En este contexto de oferta reducida es imperioso que Sudamérica tenga una buena cosecha de soja y maíz.

 

El mundo está poniendo es sus cuadros de oferta grandes cosechas para Argentina y Brasil, inclusive con récords productivos para Brasil. La demanda sigue muy fuerte. China vuelve a importar cerca de 100 millones de toneladas de soja, luego de un año que estuvo más cerca de los 90 millones.

 

Muchos países, lejos de abandonar sus políticas de energías renovables frente a la inflación de alimentos, aumentan los mandatos de mezclas de combustibles con etanol y biodiesel. A Estados Unidos no le alcanza el aceite de soja que produce en cantidades récord para abastecer su mercado de diesel renovable.

 

En este contexto, el clima no acompaña y es una gran amenaza para las grandes cosechas pronosticadas para Sudamérica. Tenemos un tercer año consecutivo de “Niña”, con una sequía que lleva 2 años y que sigue impiadosa para Argentina, Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil.

 

En Argentina las siembras están muy atrasadas por falta de humedad y su producción de trigo ya se vio reducida a la mitad de lo que se proyectaba inicialmente. El mercado está construyendo una prima climática en sus precios y ya vimos que en años anteriores los precios de Chicago fueron subiendo sostenidamente a la par de la falta de lluvias.

 

Sin embargo, siempre existen amenazas que pueden cambiar el escenario y en este caso no son pocas ni poco probables. La primera es la normalización del clima en esta parte del continente, con buenas lluvias durante el verano que aseguren buenos rendimientos.

 

Las principales amenazas provienen de un escenario mundial de gran inestabilidad macroeconómica. Los países centrales se ven amenazados por una muy alta inflación y la están combatiendo con políticas monetarias y fiscales restrictivas, donde la suba de tasas de interés pone un freno importante al crecimiento económico.

 

Mes a mes, las proyecciones de crecimiento económico mundial van cayendo y muchos temen una recesión para el año que viene. A las tensiones de la guerra entre Rusia y Ucrania, los países involucrados indirectamente en ella, y el temor a una escalada con uso de armas nucleares, hay que sumarle el conflicto entre China y Taiwán con la amenaza continua de una invasión china a la isla, y por último la política de China de “Covid Cero”, con aislamientos masivos que acentúan el parate económico en el país asiático.

 

Hay demasiados factores que pueden cambiar rápidamente la tendencia alcista de los mercados y esto agrega mucha volatilidad a los precios.