
Todo confluye en un escenario de gran firmeza para la carne y el ganado
Por: Ing. Agr. Rafael Tardáguila, asesor de ADP – Agronegocios del Plata
El mercado internacional de la carne vacuna va sumando novedades, que tienen el mismo sesgo: una demanda que tiende a afirmarse y una oferta con dificultades para satisfacerla. La conclusión lógica de esta situación es un mercado firme y con precios en alza que se están trasladando hacia toda la cadena.
Desde el lado de la demanda, el principal motor en los dos últimos años ha sido la epidemia de peste porcina africana (PPA) en China y aledaños. Esta, lejos de quedar atrás, como intentan convencer las autoridades chinas, sigue generando grandes dolores de cabeza en el país, que es el principal productor y consumidor mundial del producto. Por lo tanto, sus necesidades de importación continúan sumamente elevadas y eso se ha confirmado con los volúmenes que ingresaron al país asiático en los últimos meses.
Desde el lado de la oferta, en tanto, se suman contratiempos que impiden a los grandes exportadores mundiales satisfacer de buena manera esta intensa demanda. Los dos principales proveedores de carne vacuna al mundo, Brasil y Australia, atraviesan intensas fases de recomposición de existencias que reducen la producción. En Australia proyectan que en 2021 la faena de vacunos será la menor en 35 años, en tanto en Brasil cada vez son más las voces que entienden que no podrá sostener el enorme volumen embarcado en 2020. Por más que la demanda interna en Brasil sufre las consecuencias de la pandemia y de la crisis económica, el saldo exportable dejará de crecer porque la producción va a caer.
En las últimas semanas se sumaron los problemas en India, otro jugador trascendente desde el lado de la oferta, en este caso proveyendo con carne de búfalo —más barata— a países de Medio Oriente y China. La debacle por el colapso del sistema sanitario debido a la explosión de casos de COVID-19 genera inconvenientes a nivel de la producción y de las industrias, por lo que su oferta se redujo de forma significativa. India coloca su carne fundamentalmente vía el canal gris —de contrabando— a China y en Egipto. Esto está elevando los precios de exportación de Brasil a Egipto a niveles no vistos desde 2009 y ejerce presión al alza en China, en especial en el segmento de productos de menor valor.
Según proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), India exportaría 1,375 millones de toneladas de carcasa de carne de búfalo este año. Es muy probable que no lo logre, generando un hueco adicional en el mercado.
Brasil, Australia e India, son jugadores clave. Y se suman las incertidumbres generadas por gobiernos populistas como el de Argentina, que amenaza con recortar las exportaciones si no bajan los precios internos de la carne. O Bolivia, un jugador de tercer o cuarto orden en el contexto internacional, que prohibió sus crecientes exportaciones de carne vacuna para bajar los precios internos del producto.
La consecuencia es un mercado internacional muy firme y con precios en alza, lo cual se confirma en los datos de Uruguay: el valor medio de exportación de la carne congelada a China aumentó 7,8% en abril respecto a marzo.
Esta mejora se está trasladando a los precios de la hacienda. Los frigoríficos uruguayos están encontrando dificultades para abastecerse de materia prima, por lo que compiten de forma intensa por el producto. Desde fines de marzo, el precio del novillo especial aumentó en el entorno de US$ 30 centavos por kilo carcasa. Como consecuencia, también mejoran las cotizaciones de las categorías de reposición próximas a edad de faena.
El mercado está muy firme y esa parece será la constante durante este año. Si el combate a la pandemia resulta exitoso, vacunación mediante, la expectativa es que las buenas señales se extiendan hacia el 2022.