
La revancha se perfila
Con una gran campaña de invierno en los silos y con pronóstico de verano Niño, la agricultura va por una imprescindible mejora de sus resultados
El agro está preocupado y de capa caída. Los problemas son grandes y con dificultades para que muchos de ellos se corrijan en el mediano plazo, en especial los que guardan relación con los muy altos costos de producción. Sin embargo, hay algunos hechos y pronósticos que permiten abrigar la esperanza de que 2019 será un año mejor que el muy difícil que está terminando, fundamentalmente del lado de la agricultura de secano. Enel caso de la ganadería, la escasez de oferta de animales para faena debería mantener al mercado más favorable para la oferta que para la demanda.
El año 2018 fue tremendo tanto desde el punto de vista de los costos como del climático. A una muy mala zafra de invierno en la cosecha de fines de 2017 le siguió una tétrica producción de verano como consecuencia de la fuerte sequía que azotó al país al final de la zafra.
Pero el clima dio revancha y ya hay una excelente cosecha de invierno guardada en los silos, la cual todo indica tendrá rendimientos récord tanto para trigo como para cebada. Se habla de un rinde medio del entorno de los 4.000 kilos por hectárea para el trigo y con un a muy buena calidad. Algo similar en el caso de la cebada. Con precios que se ubicarán seguramente con un promedio moderadamente superior al de 2017/18, es un hecho que se estará duplicando la facturación de estos cultivos. De acuerdo a estimaciones manejadas tiempo atrás en Negocios Rurales, la facturación del trigo y la cebada en el ejercicio pasado no se alejó mucho de los US$ 150millones. Para la campaña actual, siendo cautos rondará los US$ 280 millones, casi duplicando lo que se facturó en 2017/18 y el mayor resultado desde2013/14, cuando estaba culminando el momento de esplendor de los precios agrícolas, con un área de trigo que triplicaba a la actual.
Para la zafra de verano queda casi todo el camino por recorrer. Pero las cosas arrancaron bien y los pronósticos meteorológicos dan una alta probabilidad de un verano Niño, lo cual implica mayores probabilidades de lluvias por encima de lo normal. No asegura nada, pero será muy difícil que el resultado sea tan malo como lo fue la campaña2017/18, cuando la soja rindió, en promedio, 1.241 kilos por hectárea, determinando rojos intensos en los números de la amplísima mayoría de los agricultores. Los cereales de verano tampoco lograron buenos resultados, incluyendo al arroz, que sigue dejando productores y área por el camino.
Por lo tanto, con año Niño y un tan mal resultado del anterior, es muy probable que cuando se pase raya a los cultivos de verano, los resultados superen con margen a los decepcionantes de2017/18. Queda casi todo el partido por jugar, pero no sería de extrañar que, siendo cautelosos, al igual que en el caso de la zafra invernal, en los cultivos de secano se duplique la facturación del año anterior. No sucederá lo mismo con el arroz, cultivo en el que la inversión por hectárea es muy alta y que, tras sucesivos años con números en rojo, sufrió un descenso marcado en el área de siembra.
No sería de extrañar que, cuando se pase raya a los ejercicios de invierno y verano 2018/19, la facturación de la agricultura esté más de US$ 500 millones por encima del pésimo resultado anterior. Servirá para tapar muchos agujeros y para mejorar el ánimo de productores tan castigados en los últimos tiempos.
Costos seguirán altos
Los mejores resultados en dólares han sido acompañados en los últimos meses por una valorización del tipo de cambio que benefició al sector agro-exportador. Los $ 28 por dólar que se habían vuelto una costumbre quedaron atrás y el tipo de cambio pasó a ubicarse en un eje de $32, evolucionando por encima de la inflación, mejorando el poder de compra de quienes reciben sus ingresos en dólares.
Sin embargo, desde este punto de vista no se puede ser muy optimistas para el año que viene. Será un año electoral, por lo que seguramente desde el gobierno se hará un esfuerzo para evitar pérdidas adicionales del poder de compra de los salarios que, en su amplia mayoría, son en pesos uruguayos.
Por lo tanto, con un dólar que difícilmente siga valorizándose por encima de la inflación, por este lado lo lógico sería no esperar mejoras adicionales para el sector exportador. Las tarifas, los salarios, los combustibles, seguirán siendo caros en dólares, atentando contra los números del sector primario.
Poca oferta ganadera
En lo que refiere a la ganadería de carne, está todo dado para que se produzca una caída de la faena como respuesta a una oferta que será menor. Se esperaba que esto ya sucediera en 2018, pero los frigoríficos lograron compensar la caída en la oferta de novillos con un aumento de la matanza de vientres, tanto vacas como vaquillonas.
Por lo tanto, con una oferta que será relativamente escasa, el “mango del sartén” del mercado ganadero estará del lado de la producción, con la industria debiendo agregar centavos adicional es por kilo para hacerse de su materia prima.
En el mercado internacional de la carne vacuna hay un solo destino que viene salvando la plata que es China. El resto está muy mal. Siempre es un riesgo depender de uno solo, pero es probable que su demanda por proteína animal siga siendo intensa en 2019, más aun teniendo en cuenta la epidemia de fiebre porcina que está obligando a sacrificar centenares de miles de cerdos que reducirán la oferta doméstica y harán depender al mercado chino en una proporción creciente del mercado internacional. Y allí no solamente comprará más cerdo, sino también más de todas las carnes, incluyendo vacuna y ovina.
Con una menor faena es probable que la facturación de la ganadería descienda el año venidero, pero los precios deberían ser similares a los relativamente elevados del año en curso, por lo que el descenso no debería ser muy marcado.
La lechería seguirá complicada
El rubro lechero aparece como el más comprometido para el año que viene. La buena noticia de principios de diciembre es que la principal referencia del mercado internacional, la plataforma de subastas de Fonterra, mostró signos de vida con una modesta mejora que siguió a11 caídas consecutivas.
Pero no hay mayores expectativas en cuanto a que los precios de 2019 sean muy distintos a los actuales. En los mercados de futuros de los principales productos lácteos las referencias para los contratos de 2019 son similares a los precios que ostenta el mercado en la actualidad.
Pero los problemas no son solo de los mercados internacionales. La lechería no escapa a los problemas de altos costos internos y observa problemas sindicales a nivel de la industria, con sindicatos que parecen hacer oídos sordos al momento de dificultades por el que atraviesa la producción.
Por Rafael Tardáguila