
La sequía genera incertidumbre en el abastecimiento mundial de harina de soja
Las lluvias siguen sin aparecer y el daño sobre los cultivos es una realidad que los analistas tratan de cuantificar. El exceso de agua del año pasado conlleva a que la sequía actual tenga particularidades diferentes a las que se registraron en anteriores oportunidades. Del mismo modo, la característica convectiva de las escasas lluvias en muchos lugares hace que la gravedad de la situación sea heterogénea.
Al momento de escribir este informe, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires bajó su estimación de la producción de soja argentina a 44 millones de toneladas, desde 47 millones en la semana anterior. Esto representa una merma de 12 millones de toneladas respecto de las proyecciones al inicio de la campaña, y una caída de 24% respecto de lo producido el año pasado.
En Uruguay algunos analistas estiman una baja de 1 millón de toneladas. Sin embargo, este año la suerte tocó a los países vecinos, ya que Brasil proyecta una cosecha récord de 115 millones, cuando inicialmente se estimaba en 107 millones de toneladas.
Cuando se ponen todos los números en un balance general de oferta y demanda, hay que considerar los enormes stocks de la campaña pasada que quedan en Argentina, estimados en unos 10 millones de toneladas y sumarle los stocks en Estados Unidos, de alrededor de 13 millones. En medio de todas estas proyecciones los precios de la soja en el mercado de Chicago subieron +43 usd/ton, registrando un incremento de 12% entre el 11 de enero y el 2 de marzo. El problema del fracaso productivo se manifiesta más intensamente en la harina de soja, donde los precios en el mercado de Chicago se incrementaron 80 usd/ton, en el mismo periodo, lo que equivale a una suba de 26%.
Lo anterior se explica debido a que Argentina representa el 46% de las exportaciones mundiales de harina de soja, moliendo alrededor de 44 millones de toneladas anuales de poroto. Como consecuencia de ello moler soja es un excelente negocio y los márgenes de molienda son altísimos. Ante este panorama, Argentina exportará muy poco poroto y se calcula que importará fuertemente para poder abastecer a su enorme industria. La soja importada temporariamente en Argentina proviene de Paraguay, pero este año no habría que descartar la posibilidad que también termine llevando poroto desde Uruguay.
Desde el punto de vista productivo se está atravesando un momento muy crítico, con una escalada de precios que no se detiene. Hay incertidumbre sobre el tamaño de las cosechas y de cómo se abastecerá de harina de soja al mundo. Mientras tanto, el mercado a través de los precios es el árbitro que trata de acomodar las distorsiones productivas.
Por Carlos Sánchez Negrete