
Lluvias de febrero impulsan a los cultivos de maíz, soja y sorgo
En febrero comenzamos con la cosecha del maíz de primera, que fue sembrado en septiembre y los primeros días de octubre, con resultados no tan buenos como los de la zafra anterior. Sin embargo, estamos bastante conformes con su desempeño, ya que el régimen hídrico fue muy escaso en el período crítico, en especial en la zona de Soriano.

Agua disponible en suelos de Uruguay
En lo que refiere a la soja, los cultivos estaban atravesando un estrés hídrico que variaba en intensidad según la zona, pero resultaba de una magnitud importante a nivel promedio país. Esta situación cesó en gran parte el último viernes 7 de febrero, cuando el territorio recibió precipitaciones muy por encima de lo esperado en un importante número de los departamentos productivos.
La soja se encontraba en su mayoría en períodos reproductivos, lo cual significaba que cada día que pasaba sin llover resignábamos potencial de cultivo. Tres días después de esta lluvia –cuya cantidad varió desde 10 mm en Paysandú hasta 90 mm en las áreas cercanas a Mercedes– se evidenció una gran recuperación de los cultivos donde crecen apicalmente de gran forma. También se observó una cierta mineralización de nutrientes provocada por la pequeña sequía atravesada, lo que se tradujo en cultivos con un color verde oscuro.
Al igual que la soja, los cultivos de maíz de segunda y el sorgo necesitaban de la lluvia de manera urgente. En su mayoría se encontraban ingresando a períodos reproductivos y luego de las precipitaciones, se observó una respuesta muy positiva. Es vital que el mes de febrero continúe fresco y que ofrezca nuevas lluvias para lograr traducir todo el esfuerzo que se realizó para implantar los cultivos en tiempo y forma en rendimiento.
Por: Diego Guigou, Responsable líder de producción Agrícola, de ADP