
Volatilidad del mercado de soja genera incertidumbre en el sector
Entre los últimos días de marzo y principios de abril, dos hechos relevantes trajeron volatilidad e incertidumbre al mercado de soja. El primer acontecimiento fue el informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) del 29 de marzo, que para sorpresa de todos los analistas redujo el área estimada de siembra de soja y maíz, respecto de los números proyectados por el Agricultural Outlook del mes de febrero.
El USDA informó que el área de siembra estimada para la nueva campaña en el país sería de 36 millones de hectáreas, lo que representa una caída de 470.000 hectáreas respecto al año pasado y una diferencia negativa de 900.000 en relación al promedio esperado por los analistas.
Ante estas cifras el mercado reaccionó fuertemente al alza, aumentando 10 USD/Ton el mismo día de publicación del informe. Sin embargo, ese mismo día también se publicaron los stocks al 1° de marzo, que dieron dos millones de toneladas por encima de lo estimado por los analistas, siendo un dato bajista que el mercado no prestó atención.
Si bien con la noticia del informe el ánimo de los operadores se transformó en alcista, el efecto neto de ambos datos no debería serlo tanto. Si tomamos las 900.000 hectáreas de siembra menos y las multiplicamos por el rinde promedio, equivaldría a una caída de 2,7 millones de toneladas; si le sumamos el stock de dos millones de toneladas por encima de lo esperado, resulta un efecto neto negativo de 0,7 millones de toneladas. Esta cifra que no debería ser tan alcista, teniendo en cuenta los 15 millones de stock de soja que quedarían en EE.UU. al final de esta campaña.
La segunda noticia que afectó los valores de la soja, en este caso hacia la baja de los precios del mercado de Chicago, fue el anuncio de China de que impondría una tarifa del 25% a la importación de soja de EE.UU., como reacción por los impuestos establecidos por el gobierno norteamericano al acero y aluminio chinos.
El impacto de esta noticia llevó a que los precios de Chicago perdieran un poco más de los 10 USD/Ton que había subido el grano con el informe del USDA. En Sudamérica, el efecto fue el contrario, llevando a una suba del precio, que se independizó de los valores de Chicago.
Queda claro está que lo que China no compre en EE.UU. deberá comprarlo en Sudamérica, donde debido a la seca habrá 16 millones de toneladas menos que el año pasado.
Todavía hay muchos factores que deben ser aclarados en esta guerra comercial. El primero es que todas las importaciones de soja en China, independientemente de su origen, pagan un arancel del 13% en la actualidad. Por tanto no está claro si el 25% es un 12% adicional a la soja de EE.UU. o si es un 25% adicional.
El segundo punto es que las tarifas impuestas por China no tienen fecha de entrada en vigencia, ya que EE.UU. definirá recién a fines de mayo la actitud que adoptará en relación al acero y aluminio chinos y hasta entonces tampoco habrá definiciones por parte del país asiático.
Es probable que todo sean amenazas retóricas para llegar a una mesa de negociación con mejores cartas en la mano. Está claro que China no puede dejar de comprar soja en EE.UU y lo lógico es que debería ser de los primeros productos que China cedería en una negociación.
En definitiva, en las próximas semanas la seca en Sudamérica, la siembra en Estados Unidos y la guerra comercial entre China y EE.UU. serán los factores de incertidumbre que moverán a un mercado cuya única certeza es que la volatilidad aumentará.
Por Carlos Sánchez Negrete